Karin descubrió su pasión por el mar desde temprana edad en su pueblo natal en la costa oeste de Finlandia. Con apenas 17 años, comenzó a navegar y más tarde estudió en la escuela marítima local. Después de graduarse como capitana, comenzó su carrera en un barco granelero de carga comercial, pero pronto sintió un vacío en su interior que no podía colmar. Fue entonces cuando decidió buscar trabajos en barcos de expedición, y casualmente se enteró de que podía trabajar para Greenpeace. La idea de trabajar para una organización que lucha por la preservación del medio ambiente despertó en ella una gran vocación y aplicó para un puesto. A los 23 años, se unió al equipo de la organización y comenzó a surcar los puertos de todo el mundo, incluyendo India, España, Brasil, el Ártico y la Antártida. En los primeros años, piloteó varios barcos de la organización, incluyendo el Artic Sunrise y el Rainbow Warrior III. También se unió a las tripulaciones del MV Esperanza, el barco insignia de Greenpeace. Trabajar en Greenpeace significó abrir un nuevo mundo, uno en el que podía dedicar su vida a una causa importante. Se siente afortunada de estar donde está hoy, sirviendo a la causa como profesional. Cada misión a bordo del MV Esperanza renueva sus esperanzas de dejar un mundo mejor para las generaciones futuras. Para ella, la naturaleza es su hogar, y el mar siempre ha sido un elemento importante en su vida. En su última expedición, compartió su tiempo con dos miembros de la tripulación: Simona, la tercera a bordo que nació en Bulgaria en 1993, y Raphael, el primer oficial alemán. El capitán de la nave fue Sergiy, de Ucrania. Karin espera poder participar en más acciones en el futuro, aunque es difícil porque debe priorizar su trabajo a bordo. Sin embargo, está contenta de estar donde está hoy, sirviendo a la causa de Greenpeace.

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